Samuel Aldrey | @SamuelAldrey
Una imagen insólita quedará grabada en la memoria de los aficionados culés tras la eliminación en Europa League por el Eintracht Frankfurt. Miles de camisetas blancas inundaron el Camp Nou para el partido un mal augurio para el Barcelona.
Aquel mal presagio no tardó demasiado en confirmarse. Eric García en el minuto 4' tuvo una metamorfosis: de futbolista a judoca. Una derribo en el área que culminó con el cobro de un penalti impecable de Filip Kostic.
Así comenzó otra pesadilla culé en Europa, otra debacle. Un 0-1 y con un público colérico por haber vendido tantas entradas a desconocidos alemanes, forasteros. Cuerpos extraños que vinieron a ocupar las pazas libres dejados por los abonados que se tomaron la procesión de Semana Santa como una vacación.
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La grada incluso dejó solo a sus jugadores en gesto de protesta. Salieron un rato a afuera a tomar un poco de aire, pues los alemanes les quitaron todo el oxígeno a un estadio que pareció no tener alma. Un esqueleto sin músculo y, por supuesto, sin garganta. Desde el público el único calor que bajó por el cemento fue el de las gargantas alemanes porque del lado culé, solo se escuchaba un ruido extraño y dividido.
25.000 aficionados del Frankfurt alentaron a su equipo en el Camp Nou y otros 5.000 estuvieron alentando en la ciudad / @Eintracht
Sin en la grada fue un bochorno, en el campo fue peor. El Eintracht se confirmó como un equipo difícil y disciplinado, consciente de sus habilidades. Esperaba agazapado en ese 1-5-4-1 y salía a velocidad supersónica, con precisión y nunca dejaban solo a Santos Borré que marcó y dejó un lindo homenaje a Freddy Rincón. Ese 0-2 dejó aún un mayor silencio en el Camp Nou.
En el segundo tiempo Kostic terminó de reventar el espíritu culé que solo tuvo una reacción al final con un gol invalidado de Busquets, otro validado por él mismo desde fuera del área y finalmente un penalti marcado por Memphis Depay ya en el último suspiro de un equipo moribundo. Un 2-3 para salvar la cara, pero esta eliminación le golpea el ego en una competición que les daba como favoritos.
Así el Barcelona termina con otra mancha y un mal funcionamiento del equipo. Eric García hizo un regalo; la defensa notó demasiado la baja de Gerard Piqué; Pedri no tuvo su mejor partido, quizá mermado por la cantidad de minutos en sus piernas y se marchó lesionado; Aubameyang no estuvo fino en la definición, pues falló dos claras, sobre todo aquella del minuto 44'.
Todo esto en un ambiente futbolístico que puso el Frankfurt. La banda sonora del Spotify Camp Nou se cantó en alemán y no en catalán. El caos de las entradas delata la improvisación como modus operandi de un equipo aún en construcción. Todos piden explicaciones. Hasta el propio presidente del club, Joan Laporta.
"Como culé, me siento avergonzado de lo que he visto. Había visto muchos aficionados del otro equipo y lamento mucho lo que ha pasado. Hoy he sentido vergüenza. Nos ha pasado a todos, esto no es lo habitual", exclamó el presidente del Barcelona.
Los jugadores del Eintracht celebraron la victoria dándose un baño en la playa: "Ganamos y nos divertimos", dicen en Twitter / @Eintrach
Así el Camp Nou, en un Jueves Santo, pasó a ser la burla ante la mirada de Europa y el mundo con 30.000 aficionados del Frankfurt que les dieron un baño de realidad y luego fueron a darse un baño en La Barceloneta.
Termina así un imborrable partido en la historia del club catalán y con una mancha imborrable en el Camp Nou.