Una de las temporadas más icónicas de pelotero alguno en la historia de las Grandes Ligas fue la de 2001 del mítico Barry Bonds, donde conectó 73 batazos de vuelta entera, tomó 177 bases por bolas, anotó en carrera en 127 ocasiones, uno de los datos que llama la atención son sus 137 rayitas remolcada.
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El número no causa impresión por la cantidad en sí, sino porque más de la mitad de las corredores traídos al plato por el legendario jardinero, fue él mismo, para ser exacto el 53% de los corredores que impulsó con sus batazos se trató de Barry Bonds.
Es decir que el jugador de los Gigantes de San Francisco remolcó la mayoría de sus anotaciones a través de jonrones solitarios, eso también motivado a que muchas de las ocasiones en las que se consiguió compañeros en circulación le otorgaron boleto.
Podrá quedar en discusión si Bonds merece o no entrar al salón de los inmortales del beisbol de las mayores, pero lo que sin duda es incuestionable es que en el 2001 este jugador marcó una campaña que difícilmente pueda ser superada por algún otro colega suyo