Paul Marshall de Indianápolis, Indiana, vivió una experiencia de lotería fuera de lo común al ganar miles de dólares en la Powerball, pero su premio estuvo a punto de esfumarse debido a un incidente en la tienda donde compró el boleto.
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En noviembre, Marshall regresó a la tienda para reclamar sus $50,000 en premios. Sin embargo, un empleado acostumbrado a romper los boletos después de confirmar los números ganadores hizo lo mismo con el de Marshall. La situación se volvió crítica cuando, al dirigirse a la oficina de cobros, le informaron que necesitaba el boleto intacto para reclamar su premio.
Ante esta situación, la suerte de Marshall quedó en manos de la Comisión de la Lotería de Hoosier, quienes realizaron una investigación para resolver el caso. El 28 de noviembre, revisaron las cámaras de la tienda, confirmando que el boleto había sido roto, pero también escucharon una conversación crucial sobre el incidente.
Gracias a la evidencia recopilada, la comisión aprobó el pago del premio de $50,000 a Marshall. Chuck Taylor, director de Asuntos Legales y Cumplimiento de la Lotería local, destacó la fortuna de poder reconstruir los eventos y aseguró que este fue un evento afortunado para el afortunado ganador.