María Isabel Moya | @MarisabelMoya
La lesión de José Alberto Martínez no es la única causa de su ausencia en el terreno de juego con Tiburones. Luego de ser víctima de insultos y agresión verbal, junto a su hermano Teodoro, por parte de algunos fanáticos en el José Pérez Colmenares, “Cafecito” está “molesto” y por ahora no pretende volver a jugar aunque se recupere.
"Es lamentable la situación que vivimos. A los peloteros nos tienen que respetar", dijo Martínez, en conversación con el programa radial El Infield. "Por ahora no estoy pensando en volver a jugar. Estoy pendiente de recuperarme de la lesión. Yo estoy muy molesto. Creo que debemos respetar el juego de pelota".
El toletero de los Cardenales de San Luis sufre de una distensión en el recto femoral de la pierna derecha y esta semana fue sacado del roster, sin embargo, la escuadra escuala esperaba que estuviera de vuelta para la novena semana de contienda.
“´Ozzie´ (Oswaldo Guillén) me ha respetado la decisión”, precisó el guaireño que tiene permiso de jugar con Tiburones hasta finalizar diciembre. “Él está bastante pendiente de lo que está pasando en el equipo, me ha apoyado porque a él también lo han insultado".
Con récord de 17-24 y en la penúltima casilla de la tabla de clasificación, Tiburones de La Guaira, sin duda, pasa por una crisis tanto ofensiva como de pitcheo y, desde su llegada, la figura clave del equipo ha sido el mayor de los Martínez quien batea para .385 en 15 encuentros disputados.
"Yo tomé esta iniciativa para que, por lo menos, el presidente de la Liga mande un comunicado. Y, por el momento, no he visto eso. A la integridad de los peloteros no se les presta atención", insistió Martínez, que no repara en mantener la presión para que se le ponga freno a la fanaticada.
Sin embargo, hay un factor que podría hacer que José Alberto cambie de opinión, su hermano Teodoro. “Mi hermano está tratando de convencerme y creo que lo hará. Pero no estoy pensando en jugar, por ahora".
Los hermanos Martínez, en esta zafra, por primera vez están jugando juntos en mismo equipo y, precisamente en el que su padre Carlos “Café” Martínez, se convirtió en el ídolo de una generación.