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Melvin Mora: Yo amo al fanático valenciano, pero en Caracas me transformo

Por Meridiano

Viernes, 29 de octubre de 2021 a las 06:50 pm

Gonzalo Urgelles R.
@GnzaUrglls

Melvin Mora llegó a Grandes Ligas a la edad de 27 años, lo hizo en 1999 con los Mets de Nueva York, alineado como octavo bate y campocorto. En aquel encuentro, el yaracuyano se fue en blanco en tres oportunidades.

Ese año, el venezolano jugó 66 encuentros con los neoyorquinos, en un rol principalmente de utility. Mora jugó en casi todas las posiciones del terreno para el mánager Bobby Valentine; únicamente le quedó por defender la inicial, el plato y fungir como lanzador. No obstante, la mayoría de sus apariciones fueron en el jardín izquierdo (28).

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Así permaneció hasta mediados del 2000, jugando de vez en cuando para los metropolitanos. Eso sí, su tiempo de juego incrementó considerablemente, pues participó en 79 encuentros antes de ser cambiado a un equipo de la Liga Americana. Con los de Queens, en el 2000, sacudió seis cuadrangulares, ligó 13 dobles y par de triples, remolcó 30 carreras y dejó un respetable .260 de promedio. Además, Valentine volvió a utilizarlo entre los tres jardines y las posiciones 4, 5 y 6 de infield (jugó sobre todo como shortstop).

El comienzo de todo. Cuando se le pregunta a Melvin Mora cómo fue su paso por los metropolitanos, el de Agua Negra responde así: “Yo creo que ahí comenzó. Yo siempre le digo a los Mets de Nueva York y pongo un artículo de ‘Donde todo empezó’. Ahí comenzó la vida de Melvin Mora, ahí comenzó el ‘desastre’, digo yo, de mi carrera… porque jugaba de todo”, cuenta entre risas.

Atribuye su paso por ‘La Gran Manzana’ a Octavio Rojas, quien fuera coach de la tercera base de los Mets por aquel entonces. “Me dio satisfacción cuando ‘Cookie’ Rojas vino a Venezuela a ver a Edgardo (Alfonzo) y me dio la oportunidad de estar en los entrenamientos con el equipo, y luego estar en Playoffs, en el 99, con todas esas súper estrellas que hoy en día son miembros del Salón de la Fama, para mí fue un privilegio”, confiesa con emoción el ex pelotero.

En el roster de aquellos Mets figuraban, entre otros, jugadores de la talla de Mike Piazza y Rickey Henderson; ambos miembros del Salón de la Fama de Cooperstown.

“Cuando salí de allí, me dio una gran tristeza porque fue mi primer equipo en Grandes Ligas y fue una gran experiencia, de hecho ahí tuve la oportunidad de ganarme una anillo de división y creo que fue el equipo que me dio a conocer”.

La estabilidad. A mediados de la temporada del 2000, los Mets de Nueva York envían a Melvin a los Orioles de Baltimore, junto a otros dos peloteros a cambio de un campocorto.

Los primeros años en Maryland fueron similares al tiempo que pasó en Nueva York, jugando en distintas posiciones, con poca regularidad y principalmente en los jardines.

“Cuando llego a los Orioles, no sabía lo que me esperaba. Agarré mi trapito y me quite las lágrimas de Nueva York, crucé la 95 –que es la autopista–, me metí en el Candem Yard y el primero que se levantó de su silla fue Carl Ripken Jr.”, recuerda el criollo. “Cuando yo veo a ese hombre, el hombre de hierro, que viene hacía mí, yo digo: ‘Dios mío, qué viene a hacer ese tipo pa’cá’… y me dice: ‘Bienvenido a los Orioles de Baltimore, bienvenido a mi casa’”.

Ese gesto de una leyenda como Ripken le dio confianza al oriundo del estado Yaracuy. Además, Mora relata que los dueños de la organización –la familia Angelos– se portó muy bien con él y su familia.

“Hubo un tiempo en que tenía que decidir un contrato, si quedarme o irme a Boston o Yanquis… fue tan grande la receptividad y el cariño, que decidimos dejar dinero en la mesa y quedarnos. Es como dicen ‘Orioles forever’”, puntualizó el otrora antesalista oropéndola.

En Baltimore convirtieron a Melvin en un tercera base y le entregaron la titularidad de la posición en la temporada 2004; lo que hizo después es historia. Esa misma temporada, la explosión del criollo fue notable, pues largó 27 estacazos, mandó a 104 corredores a la registradora, pegó 41 dobletes y dejó un sobresaliente .340 de promedio con el madero.

Allí, en la que se convirtió en su casa, permaneció hasta 2009, cuando se declaró agente libre. Jugó par de temporadas en la Liga Nacional (Rockies y Cascabeles) antes de retirarse como jugador activo.

“Tuve buenas campañas con ellos… y la familiaridad de los Angelos con mi familia, que hasta el sol de hoy tenemos una muy buena relación”.

Honor merecido. En 2015, la organización Orioles de Baltimore reconoció la trayectoria del venezolano en su paso por las filas oropéndolas, exaltándolo al Salón de la Fama del equipo.

“Para mí fue algo sorpresivo, por lo rápido que fue. Para cualquier pelotero, llegar a Grandes Ligas es difícil, mantenerse es difícil, pero para alguien que viene de un caserío, allá en Agua Negra, Yaracuy, pasar por todo esto y que después te pongan una alfombra roja y pongan tu cara en una pared o en una estatua, para siempre… yo digo: ‘bueno, no sé si hay otras Grandes Ligas, pero yo logré todo lo que tenía que lograr y siempre doy gracias a Dios por eso”.

Matador. Para nadie es secreto que Melvin Mora es una leyenda viva de los Navegantes del Magallanes en el beisbol profesional venezolano.

Por su pasado en los Mets (rival de ciudad) y en Baltimore (contrincante divisional), enfrentar a los Yanquis de Nueva York tenía un sabor especial. No obstante, al preguntársele contra qué equipo disfrutaba más dar batazos importantes, no se tomó un segundo para meditarlo: Leones del Caracas.

“A los Leones del Caracas. Ese era el rival, sigue siendo el rival… es más, yo no estoy jugando ahora mismo y quiero seguirle dando palo (risas). Eso es adrenalina, todo el mundo lo disfruta, yo amo al fanático valenciano, pero cuando juego en Caracas me transformo… ¡venimos a su casa y tenemos que ganarles!”, confiesa notablemente emocionado y con evidentes ganas de uniformarse hoy mismo si dependiera de él.

Además, tampoco pifia cuando se le da a elegir entre un Caracas-Magallanes y la Serie del Subway (Yanquis-Mets). “Caracas-Magallanes… nada se compara”.

Futuro técnico. Por su trabajo con la Melvin Mora Academy, el yaracuyano asegura que ya se siente un instructor, se siente como un padre beisbolístico para todos los jóvenes prospectos.

“Me la paso metido en las granjas de todas las organizaciones, dando clínicas para todos esos muchachos. Yo creo que ya estoy haciendo trabajo de coach”.

Sobre la posibilidad de incursionar en el mundo instruccional, Mora admite que llegó a tener conversaciones con los Orioles, pero todavía no se ha decidido a dar ese paso. También llegó a hablar con representantes de los Bravos de Atlanta y los Mets de Nueva York.

El proyecto de su academia es ahora mismo su prioridad y quiere dedicarle tiempo y verlo crecer, antes de considerar dar el salto –nuevamente– a los terrenos, ahora en rol de coach.

“Si los Navegantes del Magallanes me llamaran mañana para ofrecerme el puesto de mánager, les diría que tienen que darme por lo mínimo diez años de contrato, a mí no me van a dar un año (risas). ¿Sabes por qué? Yo no voy a soltar lo que me tomó tanto tiempo (su proyecto) por un año de contrato. Entonces, si de verdad me quieres, dame diez años de contrato y son diez años de campeonato, porque me vas a dar la potestad de traer a mis peloteros, como hacíamos en los 90, que nos poníamos de acuerdo y traíamos peloteros que sabíamos que podían ayudarnos a ganar porque los conocíamos”, finalizó el ex grandeliga.

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