La plantilla del FC Barcelona se reunió el pasado lunes con el entrenador Xavi Hernández para realizar una profunda reflexión tras el empate 3-3 ante el Granada. La reunión, que duró cerca de dos horas, se llevó a cabo sin la presencia del cuerpo técnico y se centró en el apartado puramente emocional.
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Esta vez el entrenador egarense no tocó temas deportivos ni se centró en los errores cometidos durante el encuentro. Al contrario, Enfocó la charla hacia el apartado puramente emocional. Intentó levantar el ánimo a la plantilla, sacar el amor propio. Xavi, consciente del bajón anímico del equipo, quiso que la charla fuera un espacio para la autocrítica. Todos los jugadores, incluido el propio entrenador, reconocieron sus errores y asumieron la responsabilidad del empate.
A pesar de las críticas, la plantilla azulgrana cerró filas en torno a Xavi. Los jugadores consideran que tienen una deuda con el entrenador y están convencidos de que pueden revertir la situación.
El buen ambiente en el vestuario se ha visto reforzado en las últimas semanas con dos comidas de equipo: una en casa de Robert Lewandowski y otra para celebrar el cumpleaños de Sergi Roberto.
Objetivo: Champions League
El Barça sabe que no puede permitirse más errores si quiere aspirar a ganar la Champions League. El objetivo a corto plazo es recuperar la confianza y la intensidad de cara al partido ante el Celta y, sobre todo, a la ida de octavos de final ante el Nápoles.
En la rueda de prensa previa al partido ante el Celta, Xavi reconoció que hay que "activarse como sea" para afrontar los próximos retos. El técnico egarense se mostró convencido de que el equipo puede dar la vuelta a la situación y lograr el objetivo de la Champions League.