Alfredo Coronis A. || @AlfredoCoronis
Venezuela sigue sin dar pie con bola en esta eliminatoria. Solo dos puntos de treinta posibles y un estado de ánimo paupérrimo. “Estamos en una situación de mierda” (dicho por Tomás Rincón) y el “si ganamos somos héroes, pero si perdemos, somos una mierda, como dicen ustedes (la prensa)”, declarado por Josef Martínez luego de caer ante Brasil a un medio digital, dejan claro el desánimo que no se esfumó con la salida de Noel Sanvicente.
Aparte, Rincón, en zona mixta dice que “no hemos matado a nadie”, como intentando desdramatizar una situación que es totalmente desesperanzadora.
Tanto jugadores, como cuerpo técnico, admiten que “no encontramos explicación” a lo que ocurre.
Pero todas las partes coinciden en que “un triunfo nos va a oxigenar, a darnos ánimo. A sacar esto adelante”. La frase es de Dudamel, pero puede bien pertenecer a cualquier jugador.
Reanimar
“He visto como algunos jugadores se cuestionan el hecho de viajar desde Europa, cruzando el océano y preguntándose si vale la pena jugar una eliminatoria perdida”, comentó alguien del entorno vinotinto.
En efecto, más allá de cualquier decisión errónea o acertada de la Vinotinto, está el ánimo para ejecutar las acciones.
Son jugadores que rinden en sus clubes y se desploman con la selección. Hay ráfagas de buen fútbol, pero no es un ritmo sostenido.
A ley de un juego
Dudamel casi ruega a los dioses que llegue un triunfo que oxigene y destranque el juego. “Es un bulto pesado que cargamos”, suelta. “Con un triunfo volvemos a competir. Las mismas derrotas generan desconfianza y de ahí vienen los errores. Porque si jugamos bien y perdemos, es evidente que haya inseguridad.
El arco cerrado
La desesperación llegó a la definición. En los seis partidos de Noel Sanvicente como técnico, aunque nunca se ganó, solo no se anotó gol en el primero, contra Paraguay (0-1). En el resto, hubo goles y en total el ciclo de “Chita” dejó siete goles a favor (1,16 por juego), pero 17 en contra.
Con Dudamel, en cuatro juegos (hay que decirlo, en el tramo más difícil de la eliminatoria, con una seguidilla ante Colombia en casa, Argentina, Uruguay y Brasil) solo contra Argentina (2-2) se pudo marcar gol. En el resto no se marcaron dianas, dejando el arco en cero.
En Copa América, con Dudamel, igualmente Venezuela fue un equipo con pocos goles, pero bastaban para triunfar. En todos los partidos se marcó uno, deviniendo en dos triunfos sobre Uruguay y Jamaica 1-0, el empate 1-1 con México y el 4-1 infligido por Argentina.
Bolivia para reencontrarse
Ya pasada la tempestad y el tramo más fuerte, aparece un rival, en teoría asequible. Un rival que llega desmoralizado, a palabras del presidente de esa asociación “eliminado de Rusia” (y pidiendo que se dejen de vender ilusiones) y en casa. Bolivia parece el rival ideal para volver a tener pólvora y recuperar el ánimo que tuvo la Copa América Centenario.
Aparte de seguir dando experiencia a esa generación que jugará la ruta a Qatar 2022.