El objetivo está cada vez más cerca. Luis Arraez no solo es el mejor bateador, en promedio, en todo el béisbol de grandes ligas, sino también es considerado un líder y un verdadero motivador dentro de la cueva de los Marlins de Miami.
El venezolano, que busca ser el primer peloteros con títulos de bateo en ambas ligas y en años consecutivos, fue capaz de transformar una eventual derrota,el pasado viernes ante Atlanta, en una barrida ante el líder de la división Este y con su segundo jonrón del partido, que redujo la distancia a una carrera, prendió la mecha e impulsó a la remontada.
“Con dos carreras abajo, el ambiente era como si ya habíamos perdido el partido. Cuando salió el batazo, sabía que podíamos iniciar el regreso y eso se los transmite a la cueva cuando pase por tercera base, el equipo cambió de mentalidad y logramos la victoria” confesó en el post juego.
Y eso fue avalado por sus compañeros, quienes aceptaron el reto de inmediato.
“Nos demostró que había posibilidad y su gesto mirando a la cueva nos motivó…Es un gran líder” apuntó el outfielder Jesús Sánchez.
Ya con una decena de jonrones, tope en su carrera, Arraez alcanzó los doscientos imparables en la temporada para convertirse en el cuarto marlin y, primero desde 2017 (Dee Strange Gordon) con esa cifra, una estadística más que respalda su extraordinaria campaña.
Pero no solo ha sido su aporte con el madero, también su guante se hace sentir custodiando, principalmente, el segundo cojín, aunque también responde cuando se le pide jugar en la primera base.
“Creo que cualquier calificativo se queda corto para hablar de Luis… Nos mantiene en la pelea gracias a su enfoque, su gran sentido de trabajo en equipo y todos los muchachos lo siguen. Tenerlo en el clubhouse es muy importante” , así se expresó el timonel de los Marlins, Skip Schumaker.
No presenta una candidatura sólida para estar entre los finalistas para el MVP de la Liga Nacional, y menos en una carrera en donde aparecen nombres tan sonoros como Ronald Acuña Jr, Mookie Betts, Freddi Freeman o Matt Olson, sin embargo arrebatara algúnos votos gracias a la magnitud de su campaña.
Las alarmas se prendieron este martes cuando, en plena práctica, sufrió un esguince en el tobillo izquierdo y no alineó en el segundo de la serie ante los Mets, esperando el equipo pueda recuperarse en la recta final en la búsqueda de un boleto a la postemporada. Y de regresar, no sería la primera vez que lo haga superando el dolor, en un año en donde ha jugado con molestias en sus manos, piernas y hasta en un costado, ejemplos de su entrega y sacrificio en pro del colectivo.