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El ojo del Huracán

Conocido mundialmente como “Bad Bunny” (Conejo malo), el jovencito de 16 años, bautizado con el nombre de Benito Antonio Martínez, que cobraba el sueldo mínimo como empacador de un supermercado de Puerto Rico y soñaba con ser locutor, es hoy uno de los artistas más querido, odiado, criticado y aplaudido, a partes iguales y, sobre todo, uno de los principales responsables de que el reguetón permanezca inderrotable ante otros géneros musicales.

Nos agrade o no, el poderoso ritmo musical, derivado del reggae en español y es, a su vez, un subgénero del dancehall con elementos del hip hop, mantiene su dominio en popularidad, ventas, batuquea a la salsa, al pop y al rock. Aunque hay infinidad de personajes claves para descifrar un fenómeno que hace mucho representa la realidad de la industria, Bad Bunny es el mejor ejemplo para entender el género tan cuestionado por los ortodoxos de la música que descalifican un talento, que -aseguran- no tiene. “Entre gustos y colores, no hay nada escrito”.

A los 29 años, el nativo de Vega Baja (Puerto Rico) posee abrumadora fama, lleva todos los récords artísticos anotados en su carrera, que comenzó en 2016 con el sencillo “Soy peor”. Colecciona premios Grammy, Billboards, Juventud, Lo Nuestro, MTV, ha sido estrella principal del medio tiempo del Super Bowl, (2020), es el primer artista latino urbano en ocupar la portada de la revista Rolling Stone y el cantante más reproducido en Spotify. Sigue negado a grabar en inglés, (Lleva 8 discos hechos) al considerar que es capaz de sostener su éxito en su lengua natal.

Mantiene un mediático romance con la modelo Kendall Jenner, integrante del Clan Kardashians, aunque sus llamativos Outfis y cierta conducta “pro-gay” han permitido que la comunidad GLBTQ le haya concedido una idolatría tan inusual, que ha puesto en tela de juicio su masculinidad. El beso que en 2022 le estampó en la boca a uno de sus bailarines, durante en la entrega de los premios MTV, acrecentó los rumores de una posible homosexualidad. Las letras de algunas de sus temas han agredido a la mujer. No en balde lo han tildado de misógino.

Ante el aluvión de comentarios sobre sus preferencias sexuales, respondió categórico: “No hay reglas para la masculinidad. No hay reglas para ser hombre. No hay una que te diga:  "Tienes que ser así y sólo así para ser hombre". Uno elige cómo ser y cómo actuar, qué decisiones tomar, cómo vestirse. La suma de todo eso es lo que le da identidad a la gente. No los géneros”.  Y nuevamente recibió el espaldarazo del gran conglomerado homosexual.

La polémica lo persigue. Una de las más encendidas lo enfrentó a Harry Styles en el festival de música Coachella 2023, donde su actuación se vio empañada al gritar en tarima y a todo gañote, que el ex integrante de One Direction, nunca podría hacer una canción como "El Apagón". Las luces de la tarima bajaron su intensidad frente a la reacción airada de los seguidores del cantante británico.

Recientemente volvió a colocarse en “el ojo del huracán”, al arrojarle al agua el teléfono a una fanática que intentó tomarse una foto con él. Esta semana lanzó su nuevo álbum titulado “Nadie sabe lo que va a pasar mañana”. Y una vez más, reventó las plataformas digitales. En Venezuela tiene miles de seguidores que esperan verlo en escenarios locales. Los empresarios “deshojan la margarita”, pues es un artista cuya tarifa se eleva a la estratosfera. Bad Bunny sigue haciendo historia en la música urbana. Nos guste o no.

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