Redacción Meridiano
Las instalaciones de los Juegos Olímpicos de Río 2016 estuvieron nuevamente en el ojo del huracán, tras la polémica que causó la coloración verdosa que se observó en las piscinas de clavados y waterpolo que se encuentran en el complejo acuático María Lenk.
Resulta que el azul que se vio durante la final de clavados masculinos, desapareció en el transcurso de un día, para tornarse de un verde "misterioso y preocupante" para algunos atletas.
Por supuesto no se hicieron esperar los comentarios sobre el tratamiento que estaban recibiendo el agua. Sin embargo la FINA descartó -tras un estudio- que pueda ser peligroso para los atletas.
Según explicó la Federación Internacional de Natación (FINA) "se quedó sin alguno de los elementos químicos utilizados en el tratamiento del agua, y como consecuencia el PH quedó fuera de su nivel habitual, causando una decoloración", afirmó en su comunicado.